Oh Prìncipe gloriosìsimo y Protector de la Iglesia militante: Yo os suplico que extendais sobre mi vuestra poderosa protecciòn en la batalla que lucho contra Lucifer y mis pasiones activadas por èl para perderme. Defendedme para que mi alma no perezca en el tremendo juicio que ha de hacerle el justo juez y no la dejeis de vuestra mano hasta conducirla a la luz santa de la Gloria. Amèn.
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