domingo, 3 de julio de 2011

Oración a la Inmaculada


Ante ti, joven virgen nazarena, de corazón cautivado por la ternura divina, me atrevo a rogar:

Ayúdanos a creer como personas en el amor. Que ningún sacrificio nos parezca demasiado grande si es preciso para que nuestra vida madure fértil, dando ayuda a los demás.

Enséñanos a escuchar la vos de Dios en nuestro espíritu y en los clamores de nuestro pueblo; no nos dejes ahorrar esfuerzos en la tarea de prepararnos para servir a la gente humilde y empobrecida de nuestro entorno.

Acércanos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. Introdúcenos en su corazón, hasta que lleguemos a compartir sus sentimientos y seamos dignos de acompañarle en la Pascua Latinoamericana.

Por Cristo Nuestro Señor, Amén.

Oración por la madre difunta


Dignaos, oh Dios y Señor mío, recibir los ruegos que desde lo más íntimo de mi corazón dirijo por mi venerada madre que con tanta ternura me amó hasta su último suspiro.

No echéis en olvido, Padre Universal de todos los hombres, sus desvelos para fortalecer mi infancia, sus cuidados para librarme de todo mal, su celo en educarme bien y cristianamente, sus discretos y piadosos consejos para hacerme aborrecer el mal y abrazar la virtud.

Acordaos, Señor, de las lágrimas que ha derramado por amor mío desde mi cuna, y de sus deseos de que os sirva con fidelidad. Desarmen sus virtudes, oh Dios mío, vuestra justicia y perdonadle las flaquezas que por a mor a su hijo hubiese cometido.

Haced, Señor, que esté en vuestra divina compañía para recibir el premio a sus trabajos; y a mi, Redentor mío, concededme la gracia de que al salir de este mundo vaya a acompañar en la gloria a mi tierna madre para que todos os alabemos por toda la eternidad amén.