Oh mèdico de las almas y de los cuerpos que restituisteis la vista al santo Tobìas y asistìteis en todos sus viajes a su hijo, el joven Tobìas, libràndole de todos los peligros y del poder del demonio, asistidme constante en este mi mayor peligro; guiad mi alma con las luces de la gracia para que no se pierda en la peregrinaciòn de este mundo, y libre de las acechanzas del demonio, se dirija a la vida eterna. Amèn.
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