Señor: A ti clamo: no te hagas el sordo, roca mía. Porque si tú no me oyes, seré semejante a los que bajan al sepulcro.
Oye la voz de mi oración, cuando a ti grito. Cuando elevo mis manos, oh Señor, hacia tu Templo Santo.
No me arranques con los pecadores y los malhechores, con los que hablan de paz con sus hermanos y llevan la maldad en el alma.
Págale tú de acuerdo a sus obras, y según la malicia de sus crímenes. Págales y dales su merecido.
Poraue no miran los hechos del Señor, ni atienden a las obras de sus manos: Destrúyelos y ya no se levanten.
Bendito sea el Señor, porque ha escuchado lavoz de mi plegaria.
El Señor es mi fuerza y mi escudo.
Esperé en él y me socorrió. Por eso me legro y le canto agradecido.
Firmeza es el Señor para su pueblo, defensa y salvación para su ungido.
Señor, salva a tú pueblo, bendice a los tuyos, pasteréalos y condúcelos tú eternamente.
Palabra de Dios
Salmo 28
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