Jesucristo, hijo de la Virgen del Carmen, Virgen purìsima que diste a luz al salvador del mundo: Ruega por mi a Dios, Nuestro Señor, hermosa azucena màs bella que el Sol, y todas las maravillas juntas; corona de los àngeles, de los màrtires y serafines: Ayudadme, cuidadme, fortalecedme, fuente de bondad, de gracia, de misericordia, templo y sagrario de la santìsima Trinidad.
Ruega por mì para que sea salvado en esta vida y en la otra. Amen.
Se rezaràn tres (3) Credos a la Santìsima Trinidad, diciendo asì:
"Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal,
por Jesùs, Josè y Marìa,
Lìbranos de todo mal"
.Amen.
Oración a la santísima virgen del Carmen
ResponderEliminarJesucristo, hijo de la santísima virgen del Carmen; virgen purísima que diste a luz al salvador del mundo ruega por mí a Dios nuestro señor, hermosa azucena, más bella que el sol y todas las maravillas, corona de los ángeles, de los serafines y de todos los mártires, ayúdame, cuídame, fortaléceme, fuente de bondad, muestra en mi las maravillas de tu preciosísimo hijo para que me perdone y traiga a mi alma la verdadera penitencia y la lleve a su santísima gloria, cuando de esta vida salga amen.
Origen de esta sata oración
Refiere la historia que el año 1893, fue arrojado en alta mar un pobrecito hombre a quien le pusieron muy pesadas cadenas para que se ahogara pero que Iba sobre las aguas sin suceder nada, lo cogieron prontamente, le quitaron las cadenas y los vestidos, pues todos estaban sobre cogidos por este acontecimiento, y le encontraron la anterior oración, que fue aprobada por el padre y santo obispo de Marsella, diócesis donde sucedió este milagro.
Luego se propago la devoción de esta santa oración hasta el punto de que la santísima virgen se apareció en persona al santo virtuoso padre Fray Alfonso Rodríguez a quien le prometió que, quien lleve esta santa oración con fe, aunque no sepa leer será librado de las asechanzas de sus enemigos, libre de toda tentación y peligro en la tierra y agua no tendrá muerte repentina ni violenta, será eficaz milagro en el trance del parto de las mujeres; E la casa donde tuviese no caerán rayos ni centellas, incendios, robos, o asaltos de vandidos.